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Posted by : Joaquin De La Mota
sábado, 2 de marzo de 2013
Evitar el vicio de las redes sociales
Antes, planificábamos una reunión con amigos cara a cara, luego por teléfono, luego por móvil. Hoy, Internet y las comunicaciones inmediatas hacen más fáciles las interacciones y comunicaciones, y los avances en la tecnología permiten incluso arreglar reuniones sociales, laborales, eventos y demás desde el tren, la oficina, o parados en la azotea, viendo la ciudad.
Estas ventajas son por demás provechosas. Pero es importante recordar que se trata de ventajas, de herramientas, y no de necesidades. Aunque hoy el mundo casi pareciera ser manejado desde Facebook, Twitter, LinkedIn y otros sitios semejantes, debes recordar que estos son recursos a tu disposición, y no a la inversa.
¿Cuándo el uso de las redes sociales se transforma en vicio?
Hablamos de vicios o de hábitos poco saludables cuando las redes sociales toman más presencia de la necesaria o de la justificada. No debemos investigar mucho para verlo en la realidad: basta con sentarnos en un bar y ver las mesas, en las que seguramente más de la mitad estará atento a su móvil, posteando comentarios en su blog, subiendo fotos en Facebook, actualizando la realidad de inmediato con Twitter. Y claro, de más está decir que mientras las personas tienen ese contacto con la realidad virtual, están perdiendo o desaprovechando el contacto cara a cara, atentos al móvil en lugar de a lo que pasa a su alrededor.
Cómo reducir el uso de las redes sociales
“Hablamos de vicios o de hábitos poco saludables cuando las redes sociales toman más presencia de la necesaria o de la justificada.”
Todos somos culpables, en alguna medida, de este dominio de las redes sociales en nuestras vidas. Quizás ni bien comienza nuestro día de trabajo llegamos a la oficina y, lo primero que hacemos tras encender el ordenador, es abrir nuestro perfil en las redes sociales. Tal vez de camino a casa, también estés “twiteando” en lugar de viendo por la ventanilla del transporte. Es allí cuando debes calmar a las bestias sedientas de contactos virtuales.
Comienza de a poco. Procura, por ejemplo, tener cerrados tus perfiles y cuentas en determinados horarios, como cuando estés en el trabajo o de regreso a casa. Establece un horario, y mantenlo pase lo que pase. No te preocupes: ni el mundo se detendrá ni quedarás aislado, ante emergencias, urgencias o cosas importantes, te podrán contactar por teléfono.
Luego, cuando ya hayas incorporado el hábito del “horario restringido”, comienza a minimizar el uso. Consulta una o dos veces al día tus perfiles, luego sólo una, luego habrá días en los que ni siquiera lo veas. Es buena idea mantener cerradas las aplicaciones de tablets y móviles, de modo que no te llegue aviso ante actualizaciones de tus contactos que puedan incitarte a ingresar a las redes.
Con tiempo y algo de esfuerzo, las redes sociales volverán a ser una diversión o una herramienta de uso, pero no algo que percibas como “necesidad”. Y te prometemos que valdrá la pena retomar el contacto con el mundo cara a cara.