martes, 30 de agosto de 2011
Cuando Raspberry Pi, el ordenador de 25 dólares se hizo oficial, no se ofrecieron más que un par de fotos de la placa alpha y un vídeo del fundador de la iniciativa, David Braben hablando sobre el proyecto y el dispositivo, aunque se prometieron demostraciones de las capacidades de este equipo en las semanas siguientes. Hoy vemos la primera de estas demostraciones, con una placa Raspberry Pi ejecutando Quake III Arena, el aclamado y mítico — a la par que pleistocénico — shooter para ordenador, sin ningún aparente esfuerzo.El pequeño sistema que es capaz de arrancar Linux cuenta con un minúsculo y humilde procesador ARM a 700Mhz, y 128MB de memoria RAM — limitaciones imprescindibles para que pueda producirse por US$25 — y que pueda con un juego como Quake III no es realmente un gran logro a estas alturas, pero viene a demostrar que está casi preparado para ser producido en masa. Lo más interesante de esto es que pese a no contar con ningún tipo de almacenamiento embedido, el sistema ha logrado arrancar una mínima distribución de Linux (Debian) y el juego directamente desde una tarjeta SD.
En las pruebas se han visto framerates quizás un poco bajos, y algún que otro tirón, pero esto realmente no es un problema grave teniendo en cuenta que la demostracíon iba dirigida a demostrar que Raspberry Pi era capaz de mover el juego, pero a una resolucíon de 1920x1080 pixels nada menos, y con Anti-Aliasing 4x. Por supuesto, reduciendo la resolución o quitando el filtrado de bordes se podría conseguir una velocidad y rendimiento superiores, pero baste decir que para una CPU tan básica como la de este mini ordenador, los resultados son más que prometedores.
La meta de este proyecto es proveer de equipamiento informático a escuelas y centros educativos alrededor del mundo, sin importar los recursos de la zona, para ampliar los programas de estudios en ciencias de la computación. Por supuesto, falta mucho para que esto suceda, pues desafortunadamente los equipos por sí mismo, sin una pantalla, periféricos de entrada o fuentes de electricidad estables no sirven absolutamente de nada, pero Raspberry Pi será la puerta de entrada para sistemas económicamente accesibles que puedan llevar la informática a todo el globo.
Ahora, tampoco estaría mal que algún fabricante o ensamblador decidiese apostar por el proyecto, incorporando estos dispositivos en monitores LCD para crear equipos todo-en-uno básicos y muy baratos para todos los mercados. Sería interesante llevarse a casa un monitor que pudiese operar por sí solo para tareas cotidianas, sin un pesado o aparatoso ordenador de sobremesa que consuma probablemente 10 veces más potencia eléctrica tan solo para revisar nuestro correo electrónico. Lo dije en su momento, y lo reitero ahora: El geek en mi interior quiere uno, aunque solo sea para trastear.
