domingo, 3 de abril de 2011
El pasado 27 de enero, la agencia espacial japonesa lanzó al espacio la nave de carga Kounotori 2 con una misión suicida: reabastecer de suministros a la Estación Espacial Internacional, y destruirse durante la reentrada a la atmósfera para que su módulo REBR (Re-entry Breakup Recorder) pudiera grabar el proceso. A esta caja negra diseñada por The Aerospace Corporation solo le bastaba con transmitir en vivo la información recogida durante el fin de su periplo, pero el REBR fue más allá del deber el pasado 29 de marzo, amerizando con vida entre Chile y Nueva Zelanda (a pesar de que no fue pensado para sobrevivir al impacto contra el agua) y manteniendo la transmisión incluso después del chapuzón.
Gracias a su heroica hazaña, los científicos pudieron recoger valiosos datos sobre lo que sucede cuando un artefacto espacial regresa a la Tierra. Ahora, suponemos que el REBR 1 pasará el resto de sus días en un museo, pero el trabajo continúa. Con la primera caja negra jubilada, la siguiente prueba quedará en manos de un segundo módulo, que volverá a la tierra envuelto en una bola de fuego junto a la nave de carga europea ATV-2. Su regreso está previsto para comienzos de junio.
